Esta noche,
cuando una luna de plata,
vele,
tu plenitud de hembra apasionada,
vestiré mis sueños de gala,
y de tu boca,
una a una
iré arrancando
esas amapolas rojas
que de ti me emborrachan.
Seré,
desde tus pies a tu frente,
brisa, vientoo tormenta,
que se lleve la hojarasca
que en tu piel
sin lluvia se seca.
Suéñame despacio,
que yo te amaré despacio
y dejaré escrito en tu piel
este poema.